octubre 09, 2019

Y así fue como te convertí en poema.
Porque todo es tan contradictorio, no importa las vueltas que dé, siempre regreso al Punto cero.
Porque aún sigue siendo mejor lo que hay acá.
Detrás de mí puerta.
Porque aún sigue pesando aquella historia. Porque aún volves a mí.
El Punto cero, mí Punto de encuentro.
Porque aún sigue siendo mejor mantener los ojos abiertos.
Porque aún te veo.
Porque sos mí Punto cero.
Porque entonces así a veces te suelto, detrás de cada letra, a veces te dejo.
También a veces me perdono, y me miro de reojo.
Y vuelvo al Punto cero.
Donde todo vuelve a empezar, una y otra vez pero nunca en el mismo lugar.
Y fue así como te convertí en poema.
Para despedirte sin escándalos, sin dramas, sin que te enteres.
Vos, que sos mí Punto cero.
El Punto mudo.
La vuelta al mundo,
Gritando para adentro.
Yo te guardo en ni anotador,
Como algo inspirador.
Te llevo siempre en mí bolsillo y para ser sincera también te llevo ahí en mí corazón.
Amo la valentía de las palabras porque creo en ellas. Amo las palabras sinceras, reales, verdaderas y fuertes. Amo la dureza del decir, amo la lealtad de cada sonido, amo la intensidad de la intención. Amo los dichos con sentido, amo como suena cuando tenés algo que decir. Amo las palabras cuando vuelan, cuando nadan , cuando salen del alma. Amo las letra que me acompaña cada día en mis mañanas. Amo aquello que sentís y lo decís, amo las palabras. Ahora bien, también amo que las palabras estén acompañadas de acciones que apoyen a las letras, pues una letra dicha pero no realizada es muda, vacía y se cae. Amo el intento de la coherencia entre lo dicho y lo hecho, amo amar las palabras, por eso suelo no callarlas, por eso a veces dolió y a veces hice doler. Amo no pudrirme en silencio, amo decir te amo, amo pedir abrazos, amo contarte algo, amo que tengas algo que decir. Amo que las palabras nos hagan, y que las acciones nos hablen. Amo tener historias que contar, amo reinventarme en cada luna.