El día que Alba se enfrento al silencio
se oyeron ruidos desde el alma.
El día que Alba se hizo escuchar
las paredes temblaban,
y ella decía ya no mas.
El día que Alba se amigó con su ruido
se oía al cielo tronar.
Un día le pidió tregua a la vida
y el espejo se rió en su cara.
Viendo como la vida le pasaba por arriba
frente al espejo sonrió y lo enfrentó,
llena de miedos.
Notó el silencio.
El silencio nunca es tan silencioso,
ella decía : - no creo en el silencio,
el silencio habla hasta por los poros
con puntos, comas y puntos aparte.
el silencio invita a gritos a escuchar- .
Fijate, hasta el silencio tiene sentido.
Un día le pidió tregua a la vida
y frente a ella, el espejo, se río en su cara.
Ese día no le dio batalla,
ese día enmudeció y se dejó ganar.
No tenía de donde sacar ganas.
Un día miró de frente su reflejo,
y con una sonrisa le dijo ya no más,
ese día salió al sol y sus ojeras volvieron a su color.
Ese día aprendió a vivir entre silencios
y eligió otro lugar.
Un lugar lleno de palabras,
pues ella ahí era mas feliz.
Un lugar donde el decir no sea callado,
donde el silencio no haga falta.
Un lugar donde las miradas transcurran
y los abrazos estén a la orden del día.
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