A veces tengo tanto que decir que no me alcanzan los caracteres que me brindan las redes sociales y a veces no me alcanza que no me presten atención.
Una de dos.
No sé muy bien en qué momento fue que enmudecí, cómo fue que me callé tanto, como soporte tanto silencio.
Pobre mí garganta aguantando tantas cosas no dichas, rotas ahí, convertidas en dolores.
Pobre mis letras calladas, escondidas en una hoja amarilla, dentro de un libro que no volví a leer, abajo de otro que aún no empecé, dentro de una caja que estoy por abrir.
Pobre mí cabeza que no paraba de pensar y todo quedaba ahí, casi a punto de estallar.
Pobre mí corazón que trató de aliviarme y abrazarme desde siempre.
Al fin mí alma esta más sonriente y más liviana.
Estoy diciendo.
Estoy usando todo,
Estoy recopilando datos, guardando momentos en archivos de memoria para reiniciarme
toda con todo.
Tal vez pretendas conocerme, tal vez creas que si, tal vez huyas de esta versión.
Tal vez no sea lo habitual, tal vez dudes... Pues bienvenido a mí mundo, de dudas voy, y de dudas vengo.
Por suerte me cuestiono, pobre de mis pensamientos si no lo hago, pobre de mis dudas si no las aclaro, pobre de mí almohada en noches de insomnio.
Pobre de mis ojos de tantas lágrimas.
Ahí andaba mí sonrisa celosa porque no la usaba, fue esa vez que no supe decir, fue esa vez que me quedé callada.
Si algún día nos volvemos a encontrar no me preguntes por mí trabajo, por cuánto dinero gané, por cómo van " mis cosas" .
Preguntame cuanto crecí, cuanto dolió, cuanto aprendí y cuanto me conocí.
Esa sí que es una buena conversación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario