freno en una esquina esperando para cruzar
y una señora con bastón me pide ayuda.
Me contaba que no es que no podía sola,
que no estaba tan mal, solo que se sentía mas segura si alguien la acompañaba,
me decía, como una especie de excusa para agarrarme fuerte del brazo.
Yo estaba muy dormida y cansada, pero en ese momento se activaron todos mis sentidos,
le puse su brazo sobre el mio y emprendimos viaje.
De repente la cruzada de calle se transformó en cuadras de charla,
la acompañe en pleno centro, donde habita la jungla, como cinco cuadras.
Yo que estaba nerviosa, ya me había relajado
y disfrutaba de esa charla con esta señora desconocida hasta el momento.
Me preguntó sobre mi vida, me contó sobre la suya,
con una humildad y grandeza que no puedo explicar.
Una señora, apoyada sobre su bastón de un lado y del otro apoyada en mi,
yo apoyada en ella y en su historia.
Llegamos al lugar, la señora iba a ponerse "coqueta",
me dijo: - A pesar de los años nunca deje de cuidarme-, yo sonreí.
Entramos, la saludaron con amor, se notó.
Me saluda con un beso,
me abraza,
y me dice: - Gracias nena, vos sos un ángel que me encontré - .
De nada señora, pero yo creo que fue al revés.
por más señoras así, por más intercambios, por más de esos momentos espontaneos de bolsillo!
ResponderEliminarsaludetes!
por mas momentos! gracias por pasar por aquí :)
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