febrero 15, 2019


Ojalá tengas a quién poder contarles tus días y sus infortunios.
Ojalá encuentres ese hombro donde llorar cuando no puedas más.
Ojalá te veas reflejada en ese espejo que te haga sonreír .
Ojalá encuentres a quién te abrace por la noche y siga ahí a la mañana siguiente pidiendo más.

Ojalá siempre te escuche y te mire como si no fueses real, y hasta conozca todas tus pecas y tus lunares.
Ojalá encuentres a alguien que te acompañe cuando afuera el mundo se ponga pesado.

Ojalá alguien sea tu hogar, ese lugar al cual siempre queres volver.
Ojalá alguien te abrace tanto que te confundas de piel.

Ojalá seas habilidoso para sortear adversidades y entiendas que si hay solución, no es un problema.

Ojalá veas todo con tus ojos y elijas ver siempre a los mismos ojos, día tras día.

Ojalá encuentres a alguien que tenga ganas de construir sobre base firme, y que la arena sea solo un recuerdo en la playa de vacaciones.

Ojalá que nadie te queme tanto como el sol ni que te enfríe tanto como el invierno.

Ojalá ese alguien sea tu equilibrio en esto tan confuso que llamamos amor.

El amor se celebra todos los días,
Se construye, se hace y se deshace.
Se arma y se desarma. Tiembla y se acomoda.
Inunda, juega, crece, llora, emociona, aprieta, vuela, salva, sonríe, sonroja, se ancla, se hunde, recibe, se da, se esconde, se nubla y brilla.
Es lo que no es para ser que lo será.

El amor se planta y planta bandera en el alma. Te quiebra y te abraza.

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