febrero 09, 2019

Velo

Alba adoraba los encuentros a destiempo,
las vueltas de noche en bicicleta, las esperas en la vereda.

Adoraba las citas de medianoche, las noches de películas,
y la música de madrugada.

Adoraba su timidez,
su dulzura acorralada por aquellos miedos que lo acechaban.
Adoraba su frialdad para el amor.

Alba adoraba su mirada,
siempre sentía que había algo mas.

Sus abrazos, los adoraba.

Adoraba su forma de arreglar los conflictos,
forma precaria, e ilusa, pero lo adoraba.

Ella lo adoraba ,
todo su ser lo adoraba
lo esperaba, lo entendía, le hablaba, lo abrazaba, lo miraba.
Lo acariciaba, si hasta un día lo hizo lloriquear.

Alba lo cuidaba, quería hacerlo,
Lo veía débil, y ella se sentía igual.
Lo adoraba.

Le dio tiempo, le dio espacio
le dio risas, y llantos.
Le dio palabras y abrazos,
le dio silencios,
le dio lugar,
le dio confianza y estabilidad,
le dio pasión,
le dio amor.

Lo adoraba.

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