En un momento te vences y te soltas, te dejas caer. De repente ves que tú caída se vuelve sutil, que el golpe no fue tan duro, que no dolió tanto como creías. Ves que ya caíste pero ni cuenta te das.
Sentís algodón que te cubre el piso duro, sentís manos que te sostienen, sentís palabras que te apoyan, abrazos que te curan, miradas que están. Esas son las personas que yo quiero, aquellas que hacen de las caídas y los raspones algo más de la vida, sin tanto dramatismo, solo un paso más, para volver a salir y volar.

No hay comentarios:
Publicar un comentario